Como características más distintivas se puede citar el empleo de piedra escuadrada pero no pulida, las cabeceras son de semitambor adornadas con arquillos y bandas rítmicamente dispuestas, los templos se cubren con bóvedas pétreas de cañón y horno, las naves son más amplias y elevadas, al menos en comparación con antiguos edificios prerrománicos; se emplean los pilares como sustentación, en lugar de la columna, y no hay figuración escultórica.
Una segunda fase, que constituye la época dorada del estilo por su calidad y belleza, se extiende en la última mitad del siglo XI y la primera del XII, procedente de Francia y transmitido principalmente por las rutas de peregrinación. A esta fase del gran románico se le ha denominado "pleno".
Es un estilo de líneas y volúmenes armónicos, ricos en escultura en fachadas, puertas, ventanas, canecillos, etc. La pintura complementa la expresividad de la figuración tallada en la piedra. Los programas iconográficos no se realiz azar, sino en función de un mensaje catequético y simbólico preciso.
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